ULISES MESSNER presenta una versión del clásico de Pablo Abraira ‘GAVILÁN O PALOMA’

ULISES MESSNER, de momento, parece que sigue a lo suyo. Lo que empezó como una terapia ocupacional en tiempos de encierro sigue su proceso y los temas continúan fluyendo. En esta ocasión, este experimentado músico del barrio de Hortaleza (Madrid), nos trae una versión que bien podría tratarse de uno de los hits del verano.

Son muchos los ingredientes que se juntan para que esta versión tome forma. Pero si existe un motivo que la justifique, este sería sin duda una casualidad, una conversación de ascensor desvela que Pablo Abraira, cantante de la década de los 70 de gran éxito, residió en el mismo edificio en el que actualmente vive el bueno de Ulises. Y fue en este periodo del año en el que el intérprete que popularizó en nuestro país el mítico tema de Rafael Pérez Botija tuvo a bien lanzar a volar su GAVILÁN O PALOMA. Por su puesto, que el homenaje se antojaba obligado y absolutamente justificado.

Una versión alejada de la estética original, producida por Carlos Hernández, que nos llega envuelta en guitarras y ambientes de teclado a cargo de Fede Trillo del grupo Novio Caballo. Una colaboración que suma en esta ocasión un ingrediente extra a la propuesta de Ulises Messner, sin renunciar a las potentes bases de Roberto Aracil a la batería, que son ya la seña de identidad del sonido de este artista.
Para rematar los más de cuatro minutos de escucha, puedes encontrar una perla final que a modo de guiño sutil se coló por ahí homenajeando a una de las bandas más importantes de finales de los 90. Justo a medio camino entre la canción original y la versión que nos ocupa.

El videoclip es una divertida ensoñación recreando clichés de le estética ochentera. No son pocos los guiños a través del vestuario, caracterización y una trama que nos va contando la historia a través de su letra con varios mensajes en clave desenfadada. Sacando partido a los medios caseros disponibles y tirando de imaginación, este video es un trabajo fresco, divertido y abierto a lo que las dos jornadas de rodaje iban deparando. Una trama sencilla pero llena de detalles, rodado íntegramente entre Zahara de los Atunes y Barbate, en la que destacan los planos cuidados aprovechando la luz natural del entorno. En definitiva, casi cinco minutos de metraje en los que discurre la historia con un broche final a la altura del corto.

Nota de prensa.